lunes, 10 de mayo de 2010

reaparición tras un periodo de paternidad

CAPÍTULO 1 (18 abril del 2010)

Son momentos en los que por circunstancias uno se ve invitado a jugar nuevamente con lo LEGO (cubitos de construcción).
Ahora Marcolino tiene catorce meses y con él estoy experimentando cosas que jamás antes podía imaginar que me marcarían tanto en mi trabajo. Para él todo es nuevo y yo me dejo contagiar por esa novedades.
Unas minúsculas piedrecillas de la grava del parque, suponen para él golosas reliquias, diamantes que puede coger con sus dedos de seda y acercárselos a la cara para ser cautivado por la magia de la escultura . Ya sean una florecillas , hormigas que él persigue con la mirada para lanzarse en un intento de cacería frustrada. Todo supone un apasionante mundo para una personita que invita a su padre a ser cómplice de todas esas inquietudes.
La cuestión de todo esto es, que yo no sabía el porqué, ni tampoco me lo planteaba, tan sólo me dejé llevar por las ganas, o por que me simplemente me apetecía abandonar por un rato la pintura y rescatar el escultor que uno lleva dentro, ponerme a componer pequeñas esculturas, piezas que se puedan contemplar en la palma de la mano.
Hoy sé, perfectamente ,que era la necesidad de presentárselas a Marco, de acercárselas a sus ojos de ardilla y que él mismo con sus manitas fuera capaz de tomarlas, girarlas retorcerlas, apretarlas y romperlas provocando la carcajada de su padre .
Supongo que todo esto se tratará de una necesidad humana de transmitir todo lo que somos y lo que nos hace vibrar a nuestros propios hijos. La sana propuesta de intentar contar al menos con un único cómplice que comprenda nuestra apasionada y absurda búsqueda en la que nos hallamos inmersos quienes nos dedicamos al incomprendido lenguaje de la pintura o la escultura, como es mi caso.
Pequeños trocitos de madera, restos de listones que he ido acumulando en un rincón del estudio. Una sierra de mano, una pequeña guía de corte con posibilidad sólo de 90 y 45 grados y, como no, el milagro del Super Glue 3, la gota mágica que lo pega todo en diez segundos ,habrán sido mis herramientas y materiales para esta serie de piezas.
Por ahora, esto es a lo que me está llevando la crianza de un bebé. Un pequeño cuaderno y lápices en la bolsa de los pañales, espontáneas anotaciones y rápidos bocetos , que durante las horas de dulces sueños de Marcolino tomarán forma en un pequeño rinconcito que me he hecho apartando cuadros en el estudio.
Así, una pequeña siesta de veinte minutos de Marco supone una joyita de tiempo para sacar el cuaderno y plasmar rápidamente todo lo que uno reflexiona al tiempo que protege a su pequeño príncipe.
A parte de Marco están otros dos pequeños príncipes , sus hermanos Adrián y Mateo de 7 y 5 años a los que me veo obligado a no referirme. Por ello de que mi intención es que estas letras sean publicadas en alguno de mis catálogos algún día, y, el caso es ,que estos dos amores míos son hijos del anterior matrimonio de Caterina ,mi mujer. Lo importante es que ellos dos sean conscientes algún día que al igual que Marco también han sido centro de mis reflexiones que se han materializado en algunos de mis trabajos.


CAPÍTULO 2 (1 de Mayo del 2010)

El discurso no está tanto en el cuadro en sí, como en su proceso de formación. Desde que corto el primer listón del bastidor hasta que firmo el cuadro , hay un serio proceso que para mí es más importante ,como digo, que el acabado final.
Me importa más su vida, la evolución , el proceso de maduración que va desde su nacimiento hasta el momento en que lo asesino, o más finamente de disecación o congelación final. Aunque tampoco se puede decir, que el final del cuadro suponga la muerte del mismo, ya que tras la muerte , en todo ser se da un periodo de descomposición ,de desintegración de la materia que deja solo al esqueleto. Y esto, en una pintura , si está pintada bajo un procedimiento correcto no tiene por que pasar..
Mi disfrute como artífice ,está , como digo , en su proceso , las reflexiones que me hace plantear, las encrucijadas a las que me lleva así como las decisiones que voy tomando para seguir una vía u otra en esos cruces de caminos.
Ahora ,y tras un periodo que reconozco , empezaba a ponerse muy , muy aburrido, con pinturas cada vez más tontas , veo que ha sido buena la opción la de retirarme por un tiempo, voluntariamente, a la realización de esculturas. Tampoco es una huída, más bien un cambio de posición. Ojo que no digo ,un cambio de postura, sino de “posición” , digamos que cambio de lugar el observatorio, un distinto puesto desde el que abordar mi continua búsqueda estética.
Ha bastado con un periodo de tiempo corto, un mes nada más , para la realización de una veintena de piezas a tamaño juguete, o pequeño formato como se diría dentro del gremio, aunque en este caso sí es cierto que se trata de pequeñas esculturas-juguete. No son estudios o bocetos para piezas más grandes, son esculturas autónomas cada una de ellas Pare ser contempladas en la palma de la mano. Mi principal finalidad con ellas era la de mostrárselas a un bebé de 14 meses manteniéndolas a veinte centímetros de sus ojitos.
Un mes y veinte piezas, o juguetes, ha sido lo necesario y suficiente para hacer mis rectificaciones y organizar un poco el caos en el que se hallaba envuelta mi búsqueda .Era un momento en el que ya estaba dependiendo demasiado de la cinta de carrocero y de las plantillas. Se había convertido en un vicio y era necesario un proceso de desintoxicación. Hay que ver , la cinta de carrocero y el uso de plantillas, lo perjudiciales y nocivas que pueden ser para la pintura acrílica, al menos en mi caso.
Durante la elaboración de esta serie de esculturas he podido experimentar y recuperar un disfrute que hacía tiempo que no sentía, me refiero al trabajo con mis manos. La mano, esa sagrada herramienta que parece que hoy se usa menos, en el sentido que cada vez son más potentes la maquinaria y los medios digitales que hacen que su uso se desvanezca , en el empleo simultaneo de las infinitas fibras musculares , las diez yemas de los dedos trabajando al compás, y no solo de la prolongación por el antebrazo sino hasta el mismo hombro, desembocando en el propio cerebro. Como quien ,a día de hoy, sigue modelando el barro, o quién toca un instrumento musical, por citar otro ejemplo
Personalmente, me choca ,que voy a inauguraciones de artistas, con obras de gran volumen y materiales bien pesados que requieren unas condiciones que rozan lo atlético para poder realizarlas. Sin embargo , te encuentras con que saludas a seres con manos carentes de callosidades, ya escasean esas manos con dedos-morcilla tan propias de los escultores como de agricultores o de marineros. Esto en la pintura no pasa tanto, nunca dejan de estar presentes esos cayos-espolones, en el dedo anular de la mano que pinta. Son como esas uñas del concertista de guitarra, que nos delatan el oficio que hay tras cada mano.
Y con esto celebro, que he vuelto a retomar y valorar el gesto en sí de la pintura, la espontaneidad y fuerza del trazo que anteriormente estaba siendo anulado por las herramientas de apoyo, repito, la cinta de carrocero y las plantillas. Hoy empiezo a disfrutar de una pintura totalmente renovada, al menos en su punto de partida, ahora veremos como se desarrolla. Ahora es La geometría accidental y no la composición bajo los ojos del geómetra, como era mi caso.

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